Ya no eres feliz, sin saber porque, has vuelto a caer, no tenías razones, no había motivos, ya no había piedras, o eso creías, pero no siempre quitamos las piedras a nuestro paso, a veces simplemente las esquivamos pero nos olvidamos de quitarlas para no volver a tropezar, hasta que vuelven, siempre vuelven, y hacen que la caída sea aún más fuerte.
Pero, corazón, mírame. Estoy aquí. Justo a tu lado. Y, si pudiera, te regalaría mi sonrisa sin dudarlo un segundo.
Te quiero mucho.
Pero, corazón, mírame. Estoy aquí. Justo a tu lado. Y, si pudiera, te regalaría mi sonrisa sin dudarlo un segundo.
Te quiero mucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario